Entrar con buen pie en un partido determina la mayoría de veces el margen de maniobrabilidad que tendrás ante los ‘picos’ habituales que se producen durante cuarenta minutos. Las sensaciones iniciales, si son negativas, son más difíciles de revertir; si son positivas, te permiten acumular argumentos, recursos anímicos, herramientas que te facultarán para volver al partido si sufres un ‘socavón’ en tu juego.

En ocasiones, basta simplemente con entrar en el partido como objetivo primario. Estar, hacerte notar, ‘pisar con garbo’ el parqué para advertir al rival que “aquí estamos, porque hemos venido”. Competir, sin más, para a medida que se agotan los minutos intentar derivar el desarrollo de la cita hacia tus intereses.

Hablamos de una competición abierta, igualada, equilibrada, mucho más de lo que la representación numérica y clasificatoria nos pueda dar a entender. Conceder un margen extra de crédito al adversario te puede condenar a nadar contracorriente en el luminoso durante los cuatro cuartos y, en la mayoría de ocasiones, desfallecer justo cuando crees que podrás dar la brazada definitiva hasta alcanzar el arrullo victorioso de la orilla.

Y nos ha ocurrido ante el JAC Sants. Victoria, la suya, merecida. Derrota, la nuestra, tercera consecutiva en un desplazamiento que nos descabalga circunstancialmente del coliderato y nos invita a reflexionar, aprender y fortalecer el proyecto desde nuestras debilidades.

El Made in Menorca cedió un peligroso –y a la postre, definitivo- margen de credibilidad al grupo de Roger Grimau tras el salto inicial, fuimos arrastrados en el electrónico por el acierto coral del quinteto barcelonés –y sus rotaciones- y tras recibir un primer aviso (18-13), no dimos con la tecla para rebatir su dinámica y, al contrario, nos bloqueamos en un segundo cuarto que casi nos deja fuera del partido (17-6, para 35-19 al descanso).

Recuperado el tino que nos faltó en la primera parte, el tercer cuarto lanzamos al ‘Séptimo de Caballería’ sobre la canasta local. El Pavelló Olímpic Espanya Industrial parecía Ses Canaletes –impulsados por un nunca suficientemente reconocido sector menorquín de la grada, ¡grandes!-, pero nos faltó ajustar un par de situaciones en defensa para haber dado un golpe de efecto definitivo al choque. Aun así, parcial de 17-26 que nos abría las puertas de par en par para opositar a la victoria en el cuarto acto (52-45).

Y fue entonces, justamente, cuando el JAC Sants echó mano de esas excelentes sensaciones que había recogido en la primera parte, tiró de ese recurso que le fue suficiente para afrontar un último cuarto de intercambio de golpes que le benefició hasta su objetivo final (21-21, para 73-66 final). Justo. El equipo catalán fue regular/estable en su recorrido, mientras el Made in Menorca firmamos una primera parte de proyección numérica apenas 40 (19 puntos), que contrastó –y de qué modo- con la capacidad generadora post-descanso, que nos hubiese empujado a rozar el centenar (47 puntos).

Y ojo que el sábado –sí, el sábado- a las 17 horas vienen curvas. Visita Ses Caneletes el Santfeliuenc del amigo Boris Balibrea (hermano de nuestro exjugador Cristian) y cuya realidad deportiva dista de su enorme potencial de base. De hecho, en su pista sufrimos la primera derrota de la temporada (83-74), aunque luego su trayectoria, influenciada por las lesiones y la tremenda igualdad de la competición –igual da cara que cruz- le ha alejado momentáneamente de la cabeza de la clasificación.

Pero no nos llevemos a engaño. El Santfeliuenc ha tenido los ‘santos bemoles’ de cosechar un triunfo de calidad en la pista del Calvià –aunque colíder junto al Martorell- tras dos prórrogas (119-121). El sábado nos necesitamos todos.