Objetivo cumplido. Al amparo de nuestra afición, el Made in Menorca sumamos frente al Santfeliuenc (79-72) la novena victoria como local -sobre nueve posibles- para completar la primera docena de la competición.

Tras las últimas ‘lecciones’ recibidas, especialmente a domicilio, el equipo tenía claro que no había margen para la especulación. Las directrices defensivas dibujadas en la pizarra se trasladaron al parquet casi al cien por cien de efectividad y propulsaron una ‘tramontana’ ofensiva que enfrió al rival y generó un torbellino anotador que nos situó ya en el primer cuarto en la senda de un triunfo casi incuestionable (casi, porque en este grupo C-A no hay dios que baje los brazos).

Salida fulgurante. Presión a toda pista, con defensas alternativas y Pau Pons como perro de presa en la punta del voraz planteamiento defensivo. Intensidad y ritmo atrás que provocaron hasta siete recuperaciones en este primer acto definidas con verticalidad, clarividencia y, claro, un alto porcentaje de acierto. Visto y no visto: 7-0, 11-3, Piedra-Vargas mediante. Triple frontal de Pitu (16-5), ‘Izzy’ Fernández se suma a la dinámica anotadora. El respeto al potencial del ‘Santfe’ (exterior y en centímetros) nos mantiene en la línea competitiva justa. Apenas Lluís Molina (7) surge de entre los argumentos ofensivos visitantes. Más triples (Piedra y Mesa) y dos últimos encestes de coraje (Pau e Isma) para cerrar el primer parcial (28-12).

Mantenemos la dinámica y estiramos la diferencia hasta una máxima de +19 (36-17). Fijamos situaciones de ataque sobre Jan, lo encontramos y se encuentra (3/3) pese a la enorme oposición atlética de los Diop, Komakech y Alston, centímetros, músculo y talento. Camino del ecuador del cuarto surge la figura de Guirao, su mejor anotador –en algún momento tenía que hacerlo-. Sus 7 puntos impedirán que nos vayamos al descanso pensando ya en el ágape dominical. Craso error sería en todo caso. Queda partido, lo sabemos y se encargarán de recordárnoslo. En cualquier caso, dos postreros encestes de Vargas alcanzan para el 45-27 (17-15) del intermedio.

De perdidos al río, el Santfeliuenc busca una remontada como la que desató –aunque no culminó- en la pista del Salt. Molina (9) y Guirao (7) asumen, con mucho gusto, los galones de ataque, secundados por Komakech. De Diop, su mejor interior (15 puntos, 9 rebotes y 18 de valoración por cita), sigue sin haber prácticamente noticias. Mérito nuestro. El giro que da el partido nos incomoda. Un triple de Piedra no basta para cortar la herida abierta. Parcial de 0-8 (49-39) y segundo tiempo muerto agotado por Martínez Escala en apenas cuatro minutos. Recompones el plan, serenamos el juego y buscamos situaciones de ventaja. En este caso, llamémosle Jan. Ocho ‘puntacos’ de la torre de s’Algar desactivan la opción catalana de meterse algo más en el partido. Y por si había dudas, Isma ‘Izzy’ Fernández se suelta con dos triples reparadores (62-47). Minuto de Boris Balibrea para desfacer el entuerto y enderezar algo su rumbo antes del teórico último acto (62-51).

El Santfeliuenc lanza su arreón final. Pero Balboa y Diop llegan tarde a la cita, Guirao no basta y a Molina lo ponemos en modo ‘off’. Komakech le negará un mate a Vargas que iba para jugada del partido, pero éste mantendrá el tipo y generará con dos rebotes ofensivos determinantes; al igual que la constancia anotadora de Jan (6 más para 22 totales). Una falta técnica al banquillo no nos descentra y Pitu, entre una multitud de contactos sobre su juego que le han tenido sin anotar casi ¡30 minutos! (mérito catalán), logrará aportar cinco puntos para cerrar la victoria (79-72).

Y a riesgo de ser voluntariosamente pesados, incidimos en la igualdad y equilibrio de las fortalezas de todos los equipos que componen este grupo. Competitivo al extremo. La última jornada ha vuelto a ser un notable ejemplo. Martorell y Collblanc –adversarios posicionales- han visto cercenada su inercia ganadora ante Sant Nicolau (nuestro próximo rival, domingo 16:15 horas) y Castellbisbal. Calvià (+5) y Salt (+6) la han mantenido sin excesos de superioridad.

Y más. El vagón de cola (porque tiene que haberlo, pero bien no debiera serlo) reduce distancias y prácticamente implica a medio grupo en la lucha por evitar las tres plazas más incómodas, tras las victorias de Mataró y Olivar.