La heterogeneidad del juego que en un mismo partido nos depara la Liga EBA enriquece la competición, pone a prueba la capacidad integradora del jugador que se desliza por el tobogán de emociones que fluyen sobre el parquet y agudiza la sagacidad del entrenador cual gran maestro del ajedrez para analizar y mover las piezas en función de sus opciones y las derivadas del oponente.

El Bàsquet Menorca-Collblanc fue el enésimo ejemplo. Victoria nuestra, trabajada hasta el último minuto desde el engañoso marco de un primer cuarto espléndido que, lógicamente, no tuvo continuidad porque enfrente topamos con una plantilla de talento, recursos e igual margen competitivo para restablecer un mal momento.

Fotografía Dolfo Nuevo

0-5 tras el salto inicial que rápidamente corregimos por la vía de un triple de Biel Torres, acierto apuntalado sobre la grandeza de Jan Orfila, cuya capacidad de generar -11 puntos en este primer asalto- propicio otro triple de Pitu Jiménez. Un rebote ofensivo del pívot de Sant Lluís cerraba un parcial de 15-0 (15-5), que engrosamos desde la defensa –buena labor de desgaste sobre Bernat Álvarez-, la correcta lectura de 5c5 y nuestra capacidad de producir también a campo abierto. En ataque nos repartimos las opciones para anotar desde situaciones dispares y cerramos el cuarto con la máxima ventaja (25-10).

El Collblanc quiso atraparnos con una zona, pero Isma Seguí respondió con dos triplazos punteados que nos permitieron alcanzar una máxima renta de 19 puntos (33-14). Demasiado bonito para ser verdad. El ‘coach’ visitante Josep Maria Marsà paró el partido. El quinteto catalán empezó a crearnos dudas en ataque y en cambio el suyo lo versó sobre el talento de Ángel Soto, cuyos diez puntos en este periodo –incluidas dos situaciones de 2+1- revirtieron la dinámica de la cita hasta un 33-27 (0-13), que desactivamos con una penetración de Llufriu y un mate inmenso de Matalí. Frenamos la ascensión visitante para alcanzar el intermedio con un +10 (41-21, parcial 16-21).

El partido había tomado un cauce nada que ver con los primeros quince minutos. Y nos adaptamos, ambos equipos. Se acabaron las concesiones ofensivas, se apagaron las luces en ataque y cada enceste valió su peso en oro. Nosotros anotamos 3 canastas en juego, ellos 5. Parcial de 9-10, marcador 50-41.

Fotografía Dolfo Nuevo

Las rotaciones cortas ejecutados con diligencia por nuestro entrenador Oriol Pagès nos permitieron mantener un alto grado de concentración y exigencia física frente al también poderoso juego interior catalán. Y cada vez que el Collblanc amenazaba con meterse de lleno en el partido (50-45, 51-47, 57-53) tuvimos los arrestos y el acierto de desactivar cualquier sombra de duda sobre qué lado iba a decantarse la balanza. Eso sí, sin triples; ni suyos, ni nuestros. No fue este una segunda parte de anotación perimetral. Pero si supimos golpear a tiempo con una acción marca de la casa de Matalí, una contra de Quim, un palmeo de Biel, la última de Jan previa asistencia de Pitu. Estuvimos metidos suficientemente en el partido para, empujados por las casi novecientas almas que nos acompañaron en la cita –no hay gracias suficientes para agradecer el apoyo y el coraje que nos transmite la grada-, cerrar con suficiencia el partido 62-57 (12-16).

Partido de canasta caras, victoria millonaria. La tercera consecutiva, que nos mete de lleno en el sector más apasionante de la clasificación. Solo lamentar que no pudimos gozar/sufrir de la presencia activa de Josep Maria Guzmán ‘Gusi’, a quien una lesión de última hora volvió a apartarle de poder jugar ante su antigua afición.

Y el domingo (15 horas) –menorquines por Catalunya, venid con el táper-, otra cita de máxima exigencia contra un equipo diseñado para alcanzar las cotas más altas, el histórico CBT (Club Bàsquet Tarragona), dirigido por un histórico exACB como Berni Álvarez y con varias caras conocidas en su plantilla que en algún momento se han cruzado con los intereses del baloncesto contemporáneo menorquín. La temporada pasada competían en la LEB Plata y tienen intención de regresar con prontitud. ¡A disfrutar!