Un aforo de mil personas es poco. De dos cientas, muy poco. Pocas personas, mucha frialdad. El espíritu de Bintaufa, lo que hace diferente y especial al Hestia Menorca y al Pavelló Menorca, es el aliento, los aplausos, los ánimos, la ilusión de nuestro público.

Reducido el aforo esta temporada, el espíritu parece empequeñecer, aunque sabemos que no es así. Más bien se reparte en muchos lugares, tantos como hogares desde donde se sigue cada partido por streaming, pero queremos que se vuelva a reunir en Bintaufa.

Hemos ido asumiendo todas las limitaciones y, con la colaboración del Consell Insular de Menorca, hemos implementado todas las medidas para hacer segura la asistencia al pabellón. Estábamos expectantes ante la mejoría de la situación sanitaria y confiábamos en que se traduciría en una ampliación del aforo.

Esta ampliación nos permitía ofrecer a nuestros aficionados, socios y patrocinadores la oportunidad de disfrutar del deporte que aman y apoyan, para seguir haciendo más fuerte el vínculo que nos une y soñar en darle continuidad a este proyecto deportivo y social.

La confianza se veía reforzada porque nos creemos el papel del deporte como herramienta formativa, factor de promoción de la salud física y mental, elemento de cohesión social, y también como dinamizador de la economía insular.

La actual crisis sanitaria nos ha recordado la necesidad de apostar por un tejido económico más diversificado, y en esta apuesta, los clubes deportivos tienen mucho que decir como entidades generadoras de riqueza y promotoras de otros sectores que lo hacen destacadamente.

Por ello, nos dirigimos al Govern y al Consell exponiendo estos argumentos y pidiendo la ampliación del aforo; hemos apoyado la iniciativa «Esport és salut, és vida #JustíciaEsportiva»; y, hemos decidido jugar con el poco público que nos permiten el partido contra el Barça B.

Hemos recorrido con ojos tristes nuestro pabellón para confirmar que queremos que se llene de gente, que lo hagan también otras instalaciones, y que el deporte recupere su lugar en el centro de la pista que es la vida; para demostrarnos y demostrar que podemos convivir con la Covid-19 disfrutando de las cosas que nos hacen como somos.