Los de Javier Zamora certifican el ascenso ante un corajudo Rioverde Clavijo.
“Hemos soñado todos tan fuerte, que el sueño se ha hecho realidad”. Con estas palabras resumía Javier Zamora la vibrante emoción que vivió Bintaufa con el ascenso del Hestia Menorca a LEB Oro. Un ascenso que el entrenador menorquín quiso dedicar a “los chicos”, las personas que conforman el Club-trabajadores, directivos, socios y patrocinadores- y a toda una Isla que respira baloncesto.
La promoción de los menorquines tuvo lugar tras un intenso partido contra Rioverde Clavijo marcado por el extraordinario ambiente de un Pavelló Menorca lleno hasta la bandera y la dureza defensiva y el coraje que ambos equipos derrocharon en la cancha.
El Hestia salió olvidado de la renta de ocho puntos obtenida en Logroño y dispuesto a aplicarse en el partido y cerrar con una nueva victoria su impecable play off, y certificar así el ascenso a LEB Oro, justo cinco años después del ingreso en LEB Plata, conmemorado en uno de los descansos con la presencia de parte de aquel equipo capitaneado por “Pitu” Jiménez.
Los riojanos, por su parte, saltaron a la pista conscientes de la necesidad que tenían de imponer una defensa férrea que les permitiera colapsar el ataque local y recortar una distancia que, a priori, no parecía insalvable.
El primer periodo certificó lo parejo de ambos equipos. Un inicio titubeante dio paso a faltas tempraneras y un intercambio de canastas, que, por el lado menorquín, aventuraban la continuidad del protagonismo que Jackson y Alderete tuvieron en la ida. El tanteo fue bajo favoreciendo a los menorquines por un raquítico punto (11-10).
Sin embargo, ese protagonismo disminuyó, y no porque lo hiciesen las generosas diabluras de Edwin y el hambre insaciable del capitán, si no porque emergió la rutilante estrella que es este equipo de hombres que hacen suyas todas y cada una de las jugadas de sus compañeros.
En ese fulgor compartido de los de Zamora se movieron los siguientes dos períodos -35-22, 52-36- sin que el pundonor y la bravura del Clavijo consiguiera apagar ese brillo que, por momentos, espejeaba en el suyo propio. Y por encima de todo ese resplandor, la luz radiante del público de Bintaufa. 5.000 personas centelleando en cada pase, en cada asistencia, en los tapones, los mates y los tiros, una ola cegadora de cariño y energía, la del sexto hombre que tan determinante ha sido esta temporada.
Con los 16 puntos de ventaja más los 8 de la ida, en el último periodo la fiesta que se enseñoreaba incontenible de Bintaufa, deslumbrante en cada cambio que Zamora hizo y el público convirtió en homenaje. Pese a no bajar los brazos y firmar sus mejores minutos, logrando un tanteo final 67-61, Rioverde Clavijo había quedó eclipsado irremediablemente por un Hestia de oro.