El cuadro insular afronta una dura semana de desplazamientos con la visita al Decano, también en la pelea por la salvación.
Han pasado seis meses desde que dio comienzo la temporada 2023/2024, un curso que está llegando a su fin y que comenzó con el enfrentamiento entre Hestia Menorca y Melilla Ciudad del Deporte. Ambos equipos se vuelven a medir en la jornada 29 con la mirada puesta en el mismo objetivo: mantener un año más la categoría.
Desde entonces, un duro y apasionante camino les reencuentra de nuevo este miércoles, 10 de abril, a las 20:15, partido en cuya previa Javi Zamora ha aprovechado para analizar el progreso que ha habido de un momento a otro.
“El equipo ha cambiado mucho. El ‘entry game’ siempre genera mucha expectación y podía pasar cualquier cosa. En ese momento, estábamos intentando consolidar los primeros cimientos del equipo en la categoría, y ahora, con la llegada de Oliver y el crecimiento de los jóvenes, hemos encontrado ese equilibrio”, apunta el entrenador menorquín.
Ese progreso ha hecho que el Hestia ahora mismo esté buscando por méritos propios la duodécima victoria, con la que acariciar la que sería la primera permanencia en LEB Oro de su corta pero intensa historia; mientras que, para el Decano, supondría disfrutar de baloncesto en la ciudad autónoma consecutivamente por vigésimo novena vez.
Por el momento, los dos equipos llegan a la cita fuera de los puestos de peligro, implicando el triunfo para cualquiera de ellos alejarse considerablemente de los puestos de descenso a falta de sólo seis jornadas, la última ya disputada y las dos siguientes comprimidas en una semana decisiva.
“Estamos trabajando en una jornada en la que no hay apenas tiempo de preparación, centrados en recuperar al equipo después del esfuerzo del otro día y con muchas ganas de ver de qué manera hemos evolucionado para tratar de sumar una victoria que se antojaría importantísima”, explica Zamora confirmando la reincorporación de Pol Molins a la dinámica normal del grupo tras dos jornadas en las que no ha podido ser de la partida por molestias musculares.
Enfrente, “un equipo muy duro en su casa” que también ha dado un lavado de cara a su ‘roster’ con las incorporaciones importantes de Bryce Douvier y Óscar Alvarado, pero que mantiene a la figura de Rafa Monclova en el banquillo y a piezas que ya fueron grandes amenazas en la ida.
“Melilla es un equipo muy sólido, con un entrenador que atesora una gran experiencia en la categoría y con un fondo de armario extenso en el que todos los jugadores pueden aportar. Tenemos que estar serios en el rebote y tratar de parar sus fortalezas, entre ellas, sus varios focos de anotación”, explica el entrenador madrileño.
Extradeportivamente, los hombres de Zamora podrán usar para la cita en el Javier Imbroda un extra de ilusión de parte de la afición y de la familia del baloncesto menorquín que han podido estar cerca del equipo en las horas próximas al choque y transmitir toda su fuerza con varios eventos que han reforzado la unión del proyecto social. “Estoy encantado de poder tener la suerte de vivir este sinfín de experiencias con entrenadores, jugadores, patrocinadores, directivos y afición. Me siento muy afortunado y me gustaría que el equipo siguiese en esa línea, acercando a la gente a nuestra identidad de esfuerzo, de trabajo, de resiliencia y de lucha”, concluye el entrenador.